19 de octubre de 2022
Algunas aclaraciones sobre el individualismo moral
30 de agosto de 2021
Nigel Warburton
Para introducirse en la filosofía yo recomendaría todos los libros publicados por Nigel Warburton, o cualquiera de ellos, porque son muy didácticos y están escritos para un público general con un estilo muy ameno y entretenido. Creo que en español se han traducido cinco hasta ahora.
12 de julio de 2021
El día que Bertrand Russell aprobó el nazismo
19 de mayo de 2021
El efecto Dunning-Kruger a la inversa
Me llama un poco la atención que apenas haya podido encontrar nada en la bibliografía sobre este efecto inverso del síndrome Dunning-Kruger. Al parecer se da por supuesto que este efecto sólo funcionaría en un solo sentido y nunca a la inversa.
21 de abril de 2021
La distinción entre mal y maldad
Uno puede cometer un acto malo pero sin ni siquiera tener noción de estar haciendo algo malo. Ese acto puede formar parte de las costumbres y hábitos que nos han inculcado desde la infancia. Ese acto puede ser creído erróneamente como algo bueno o inocuo. Por esta razón, Hanna Arendt hablaba de «la banalidad del mal»; de lo fácil que es cometer males en la vida cotidiana. Pero no hablaba de 'la banalidad de la maldad', porque esto es otra cosa. Para cometer una maldad uno tiene que ser consciente de estar haciendo algo malo y desear hacerlo de forma intencionada. No es una diferencia supuesta sino real. Una acción mala en sí misma no es una maldad sino una inmoralidad o una injusticia. Para que además haya maldad tiene que haber lo que en filosofía jurídica se denomina dolo. Tiene que haber una intención consciente de cometer un mal a sabiendas. Esto es la maldad. Así pues, el mal y la maldad son dos conceptos diferentes.
Explotar a los animales es un mal, es un acto injusto, pero no puede ser una maldad mientras quien lo comete no sea consciente de estar cometiendo un mal y decida cometerlo intencionadamente a pesar de todo. Consumir carne, y consumir productos de origen animal en general, es un mal, es una mala acción, pero la mayoría de la gente ni siquiera se ha planteado que sea algo moralmente malo. La mayoría simplemente continúa el hábito y la costumbre de explotar animales por inercia. Maldad es cometer un acto malo que sabes que está mal. La mayoría de la gente creo que ni siquiera sospecha que esté haciendo algo malo sino que simplemente repiten los hábitos que les inculcaron desde la infancia y no se plantean la moralidad del asunto.
24 de febrero de 2021
El problema ético en la filosofía de Spinoza
En este breve ensayo querría exponer lo que a mi juicio supone un grave problema moral en la filosofía de Spinoza. En esta entrada parto de que ya estamos bien familiarizados con el pensamiento spinoziano.
Si aceptamos la tesis que defiende Spinoza de que el Universo es Dios [Deus sive Natura] entonces no tiene sentido que alguna acción pueda ser considerada objetivamente inmoral. Spinoza no defiende simplemente un monismo ontológico sino que defiende además que el Ser es Dios y debe ser reverenciado como tal. Este pensamiento conduce necesariamente a negar que pueda existir la ética como entidad autónoma. Así, las acciones sólo pueden ser evaluadas subjetivamente en función de si nos perjudican o nos dañan, pero no podemos juzgar que haya acciones que sean objetivamente correctas o incorrectas de acuerdo a un parámetro moral.
Spinoza afirmó literalmente que Dios y Naturaleza eran lo mismo en el sentido de que hacían referencia al mismo Ser, pero no dijo que ambos términos significaran lo mismo. Usó los dos términos a propósito. Si él hubiera querido defender que sólo existe la Naturaleza lo habría dicho así. Pero no. Spinoza defendió que el Universo es Dios y lo expresó de esa manera porque pensaba que debíamos tener una actitud religiosa y reverencial hacia lo existente. Está usando los dos términos porque considera que los dos tienen significados diferentes pero que hacen referencia a un mismo ente.
Spinoza afirma literalmente que el Mundo y Dios son exactamente lo mismo; son la misma entidad. Por tanto, su sistema es monista. Pero Spinoza no se limita a decir que sólo existe el Mundo sino que dice que el Mundo es la Divinidad y, por tanto, todo lo existente es divino. Esto implica que la violación de niños sería un acto divino. Así que la ética no tiene cabida en el sistema de Spinoza puesto que la ética establece que hay cosas que son objetivamente malas o buenas. Si todo es divino entonces la ética ya no tiene cabida y sólo queda apelar al subjetivismo de distinguir lo que particularmente me beneficia o me daña, como se puede comprobar en este fragmento de la «Ética» de Spinoza:
«El conocimiento del bien y el mal no es otra cosa que el afecto de la alegría o el de la tristeza, en cuanto que somos conscientes de él. Demostración: Llamamos «bueno» o «malo» a lo que es útil o dañoso en orden a la conservación de nuestro ser (por las Definiciones 1 y 2 de esta Parte), esto es (por la Proposición 7 de la Parte III), a lo que aumenta o disminuye, favorece o reprime nuestra potencia de obrar. Así pues (por las Definiciones de la alegría y la tristeza: verlas en el Escolio de la Proposición 11 de la Parte III), en la medida en que percibimos que una cosa nos afecta de alegría o tristeza, en esa medida la llamamos «buena» o «mala», y así, el conocimiento del bien y el mal no es otra cosa que la idea de la alegría o de la tristeza que se sigue necesariamente (por la Proposición 22 de la Parte II) del afecto mismo de la alegría o de la tristeza.» Baruch de Spinoza, Ética, [Parte Cuarta, proposición VII]
Violar a un niño puede ser juzgado como un acto inmoral porque vulnera principios éticos elementales como el principio de igualdad o el principio de valor intrínseco. Pero violar a un niño no es contrario a la naturaleza, porque si lo fuera entonces no existirían los pedófilos, los pederastas ni los pervertidos. Claramente es algo que está en la naturaleza.
Más aún, bajo la perspectiva spinoziana, carece por completo de sentido decir que algo es contrario a la naturaleza. Eso es un imposible lógico. Lo contrario a la Naturaleza no puede existir siquiera. Todo lo que existe es Naturaleza, que además es idéntica a Dios.
Si estoy en lo cierto entonces, a pesar del título de su obra canónica, en la doctrina de Spinoza no hay ninguna ética propiamente dicha. Ésta es la cuestión. Lo que Spinoza señala es que estar alegre es más beneficioso que estar triste. Eso es puro subjetivismo, puro egoísmo moral. Esto no tiene que ver con la ética. La ética se basa en la consideración imparcial de los intereses de todos los individuos implicados o afectados por nuestras acciones, como explica el profesor James Rachels.
Si aceptamos que el Mundo es Dios, que Dios es el Mundo, y por tanto todo lo que existe es divino, entonces ya no se puede juzgar que algo sea bueno o malo desde una perspectiva ética. Tanto la bondad como la maldad serian igualmente divinas. Podríamos juzgar que algo es subjetivamente agradable o desagradable, beneficioso o dañino, pero ya no podríamos juzgar que algo sea éticamente bueno o malo. La filosofía de Spinoza disuelve la ética en el subjetivismo y el relativismo materialista.
Es irónico pues que Spinoza llame Ética a un tratado de ontología cuyo planteamiento implica disolver el propio concepto de ética.
En conclusión, la ontología de Spinoza sirve para justificar la pederastia y toda clase de abusos con la excusa de que sirven para desarrollar las potencialidades de los entes que conforman el mundo. Es por esto que pienso que Isaiah Berlin se equivocó al acusar a la filosofía de Kant, o más bien a una interpretación distorsionada de ella, como detonante inintencionada del romanticismo y el irracionalismo moderno. Es cierto que algunos románticos tomaron ciertos conceptos de Kant para articular sus pensamientos, en un sentido contrario al del propio Kant, pero en realidad la filosofía de Spinoza es la verdadera precursora moderna del fascismo ideológico. En ella se inspiraron Fichte y Hölderlin, Hegel y Schelling, que a su vez sirvieron de inspiración directa a los doctrinarios del nacionalsocialismo y sus continuadores contemporáneos como el neonazi William Luther Pierce y su filosofía del cosmoteísmo. Estoy seguro de que a éstos últimos no les habría hecho ninguna gracia comprobar que las raíces de su pensamiento fueron establecidas por un judío.
Por otra parte, no es menos irónico que Spinoza llame Dios al Mundo y que al mismo tiempo su filosofía haya inspirado también a tantos pensadores posteriores a considerar la anulación del concepto de Dios. Podemos asumir la filosofía spinoziana sin tener que incluir obligadamente el apartado de que la Naturaleza es Dios. Podemos quedarnos simplemente con la Naturaleza. Es una interpretación parcial pero no lógicamente incorrecta en sí misma.
Aparte de todo esto, yo creo que Spinoza diviniza el Ser por motivos terapéuticos. ¿No es ésa la motivación profunda de la religión? Spinoza no puede aceptar intelectualmente la existencia de un dios personal, transcendente y sobrenatural. Pero eso no significa que no necesite psicológicamente serenarse ante las desventuras de la vida y la angustia de la muerte. Por tanto, lo que se le ocurre es considerar que el mundo es divino y debemos aceptar de buen grado todo lo que existe y todo lo que sucede. Esa idea ya aparece en el estoicismo antiguo. Incluso tiene conexión con el satanismo moderno, que niega a Dios y defiende que se debe reverenciar al mundo existente.
14 de febrero de 2021
Pádelton: Una filosofía de la amistad
Esta película trata sobre la amistad en este sentido singular. Sobre la amistad que es pura amistad, sin interés sexual, amoroso, utilitario, o de cualquier otra clase, y que no es otra cosa que una especial afinidad y un fuerte aprecio mutuo que surge espontáneamente entre dos personas. En esta amistad hay afecto y cariño, pero de manera diferente al hay que en una relación amorosa o de pareja, o en una relación familiar. Al igual que en otras relaciones, los amigos disfrutan compartiendo actividades, se apoyan mutuamente, son leales entre sí, se sienten mejor estando juntos que separados por el simple hecho de compartir la presencia y el tiempo.
Pienso que ese tipo de amistad es algo muy poco frecuente de poder encontrar fuera de la infancia y la primera adolescencia. Cuando llegas a la edad adulta y tienes que afrontar obligaciones familiares, amorosas, laborales, políticas, ya queda muy poco espacio para la amistad. Para muchos, sólo en la infancia y la adolescencia, si estás en gran medida libre de aquellas obligaciones, puedes tal vez encontrar un amigo, alguien con quien sientes esa afinidad especial, como si fuera una versión de ti mismo, por quien sientes un afecto que es distinto al que sientes por un familiar o una pareja, pero no por ello menos importante. Sólo en contextos muy concretos puede darse terreno para esta amistad, para la verdadera amistad, puesto que las circunstancias normales de la vida obligan o condicionan a dar prioridad a las otras relaciones.
Los protagonistas de la película, ya cuarentones, han llegado a la amistad por circunstancias de la vida, porque carecen de esas obligaciones que mencioné anteriormente, porque han fracasado en sus anteriores proyectos vitales. Cuando ya no tienes una familia, una empresa, una pareja, de la que preocuparte, tienes espacio para que surja la amistad. De alguna manera han regresado a la infancia, y creo que eso se refleja en la película, donde llevan una vida muy similar a la que podrían llevar niños de doce o trece años. Su vida personal consiste en quedar para comer pizza, ver la televisión, jugar a un deporte que se han inventado. Se puede apreciar que ambos protagonistas están deliberadamente caracterizados con un cierto aire infantil, tanto en su ropa, en su peinado, como en su forma de comportarse, con la salvedad de que tienen cuarenta y tantos años. Ya han pasado por la mitad de su vida y está claro que no les ha ido bien. Los socialmente considerados como fracasados, inadaptados, perdedores, infelices, también tienen derecho a que se cuente un relato sobre sus vidas, desde su propio punto de vista.
Diría que hay pocas películas que traten propiamente sobre la amistad. Recuerdo ahora mismo «Los Padrinos del Novio» [Best Men], porque la vi hace poco tiempo, que también tiene como foco la amistad, aunque dentro de otros temas. Es cierto que la amistad aparece en varias películas, pero no tratan sobre ella. También hay que tener en cuenta que al igual que Aristóteles tenía una concepción muy amplia de la amistad, hoy en día se usa el término amigo también de una manera amplia para englobar desde contactos de Facebook a colegas con los que sales de juerga. Es decir, relaciones que no son realmente la amistad.
27 de enero de 2021
Por qué el ateísmo es una doctrina
Publicaron una entrada en un blog de activismo ateo titulada «Por qué el ateísmo no es una doctrina» y escribí un comentario manifestando mi desacuerdo. Aquí dejo mi mi réplica basada en el comentario que publiqué en aquel blog.
Considero que el ateísmo sí es una doctrina. Aquella tesis que niega al ateísmo su condición de doctrina sólo tiene sentido desde un punto de vista reduccionista que se centra sólo en la pura etimología del término a-teísmo [sin dioses, no dioses]. No obstante, este enfoque lo veo equivocado porque prescinde del origen y el contexto cultural en el que surge el ateísmo. El ateísmo surge hace miles de años en contextos culturales religiosos por parte de pensadores que explican con argumentos por qué era irracional creer en la existencia de dioses. Primero surge la religión y después el ateísmo; no al contrario. El ateísmo surge como oposición al teísmo. Los animales carecen de religión, pero nunca decimos que ellos son ateos, simplemente porque carezcan de la idea de dios. Es absurdo categorizar el ateísmo como la simple ausencia de la creencia en dioses. Es tan absurdo como decir que una piedra es atea. Es tan absurdo como señalar un bebé y calificarlo de ateo
28 de diciembre de 2020
Feliz Falsedad
¿Qué se les inculca a los niños contándoles la mentira de Papá Noel y de los Reyes Magos? A mi modo de ver, los niños aprenden que está bien mentir. Aprenden que incluso las personas más allegadas a ti te pueden engañar y que está bien actuar así. También asumen que no podemos disfrutar de la vida sin engaños; disfrazados bajo la palabra «ilusión». Aprenden que es correcto vivir sin distinguir la realidad de la fantasía. Asimilan la idea de que portarse bien es algo que sólo vale la pena si obtienes a cambio una recompensa material y no por el hecho mismo de actuar bien. Aprenden que portarse bien sólo tiene sentido si hay alguien vigilándote.
1 de diciembre de 2020
La ética y el daño
Podríamos extender el concepto a daño a acciones contrarias a la voluntad del individuo. Podríamos decir, por ejemplo, que el hecho de confinar a alguien es un daño contra su libertad, aunque implícitamente no haya un perjuicio físico o psicológico. Pero incluso este caso no implica que haya una transgresión moral. Confinar a un asesino en serie para impedir que siga cometiendo crímenes no parece que sea un confinamiento moralmente objetable.
Así pues, la existencia del daño no sirve para justificar la ética. El daño puede ser moralmente relevante o puede no serlo; puede ser moralmente injusto o puede no serlo. Está claro que el daño por sí mismo no puede servir para juzgar acerca de su moralidad.
26 de junio de 2020
El espíritu en la máquina
Cuando los angloparlantes dicen Holy Ghost, esto no lo traducimos como «Fantasma Santo» sino como «Espíritu Santo». Cuando Ryle usa el término ghost se está refiriendo a una entidad personal e inmaterial que ocupa el cuerpo físico. Podría haber usado el término soul [alma] o spirit [espíritu] pero decidió usar el término ghost. Creo que lo hizo con una intención paródica o burlesca. En todo caso, me parece erróneo que el traductor empleara la palabra fantasma, que en español sólo se aplica para denominar a las supuestas apariciones materiales de los muertos pero nunca para denominar a un supuesto ente personal inmaterial que se aloja en el cuerpo físico durante la gestación y se manifiesta en la existencia de la mente.
26 de mayo de 2020
Cine y filosofía
«The Thinker» |
La entrada la iré actualizando progresivamente, así que si la vuelven a leer dentro de un mes, o de un año, es posible que se haya ampliado o reformado.
Por orden cronológico:
Un tema que me llamó la atención especialmente fue el de la transcendencia personal. El protagonista está obsesionado con su muerte individual y desea saber si hay algo después de ella o supone el hundimiento en la oscura nada. Esta duda no se resuelve durante la trama en ninguna forma. Pero el protagonista consigue sobreponerse a su angustia través de la transcendencia, consiguiendo salvar a una familia con su hijo pequeño de caer bajo el dominio de la muerte.
Llamo transcendencia al hecho de trasladar la urgencia de la supervivencia individual hacia otras entidades, que pueden ser la nación, la raza, la lengua, la familia, la comunidad,... El individuo no puede sobrevivir indefinidamente pero sí puede hacerlo otra entidad hacia la cual el individuo traslada la esencia de identidad personal. Expresando de otro modo este pensamiento en primera persona: yo muero pero mi [nación, familia, raza, comunidad o lo que fuera] continúa existiendo y de ese modo yo también existo puesto que lo esencial de mi persona pervive tras mi muerte. Así lo explico el filósofo Roberto Augusto:
«El nacionalista también encuentra en la nación una forma de enfrentarse a la muerte, ya que le permite formar parte de un proyecto colectivo que trasciende nuestra existencia individual y pretende extenderse indefinidamente en el tiempo. La nación consigue que superemos nuestra individualidad y que encontremos un sentido trascendente a la existencia, lo cual le otorga un carácter sagrado. [...] Las personas mueren, pero ella perdura. Eso es lo que puede conducir a algunos a pensar que la vida no vale gran cosa frente a esa entidad superior que es la nación, y a matar y morir en su nombre. La nación se transforma en el camino a la salvación, en una forma de vencer a la muerte, en una manera de luchar contra el olvido.»Donde pone nación podemos colocar en su lugar a la raza, especie, comunidad, familia o cualquier otra entidad colectiva, y el esquema de pensamiento se aplica igualmente. Ahora, esta trascendencia puede subir de nivel cuando ya no se trata simplemente de continuidad sino de progresar hacia un supuesto estado superior de la existencia. De esta manera lo describe Friedrich Nietzsche cuando escribía sobre la figura de Schopenhauer:
«Nos enseña que ni enriquecerse, ni obtener honores, ni acumular conocimientos pueden librar al individuo del profundo desasosiego que le causa la falta de valor de su existencia y que sólo puede conferir sentido a esa aspiración un fin global superior y grandioso: adquirir poder para ayudar con él la naturaleza y corregir un tanto sus locuras y torpezas.» [Schopenhauer como educador, parágrafo 3, página 47, editorial Biblioteca Nueva]Esto me recuerda que mucha gente se sorprende de que Hitler confesara que su filósofo de cabecera era Schopenhauer. Si bien, aparte del antisemitismo, no hay ninguna conexión directa entre la filosofía de Schopenhauer y la doctrina del nazismo, pero si interpretas a Schopenhauer libremente entonces puedes forzar interpretaciones que difieren de la intención del autor. Ciertamente lo que expone Nietzsche no tiene relación con las ideas de Schopenhauer; quien hubiera abominado de la presuntuosa idea de que podemos corregir la naturaleza. Parece que Nietzsche estaba recordando más bien el pensamiento de Fichte o de Hegel o de Schelling, pero ciertamente no el de Schopenhauer. Una peculiaridad que tiene Schopenhauer es que sus escritos los puede entender más o menos cualquier lector culto —otra cosa son las interpretaciones o conclusiones que saque de la lectura— mientras que los otros pensadores son ininteligibles para la mayoría de los mortales.
Se trata en mi opinión de uno de los filmes con mayor pronunciamiento filosófico y controversia moral que se hayan realizado. La película está basada en una novela de Michael Palmer, titulada «Medidas Extremas» que parece estar descatalogada en español, y no la he encontrado siquiera en bibliotecas, pero algún día me gustaría poder leerla.
En Ravenous [1999] nos encontramos con un tema peculiar: el canibalismo. Creo que hay poquísimas obras que traten sobre el tema del canibalismo. Parece que sobre el canibalismo hay un profundo tabú en nuestra cultura mucho mayor que sobre casi cualquier otra forma de violencia. Me llama la atención que en algunas de estas obras se atribuye al canibalismo un efecto especial y casi mágico que te hace recuperar la salud y la juventud y te dota de una energía sobrehumana. Sucede algo parecido con la práctica de comer cadáveres de animales; a lo que la cultura popular atribuye unas propiedades en el mismo sentido. ¿Por qué nos parece repugnante el canibalismo pero comer animales nos parece normal? ¿Por qué consideramos que está mal comer humanos pero no a otros animales? La única diferencia, a fin de cuentas, es la especie.
Hay gente que argumenta que el canibalismo en sí mismo es perjudicial para la salud; algo que en realidad es falso, puesto que comer humanos no presenta problemas de salud diferentes de los que podría presentar comer cualquier otro animal mamífero. ¿Y si fuera saludable entonces estaría bien comer humanos? Cuando leí esas teorías me di cuenta de que la gente trataba de inventar una razón a posteriori para intentar justificar por qué proscribimos el uso de humanos como alimento. Primero, asumimos el tabú sobre el canibalismo y después construimos un razonamiento para intentar justificar ese tabú.
Hay un episodio de una serie de terror, titulado Los Washingtonianos, que explora el tema del canibalismo de una manera muy similar. Hay otras películas, como Cuando el destino nos alcance, en las que curiosamente el canibalismo, aun siendo un elemento central de la trama, no aparece expuesto durante el transcurso del filme y se limita a constituir un secreto que el protagonista acaba desvelando justo al final. Esta película es interesante también por reflejar problemas como la sobrepoblación humana y la eutanasia o el suicidio asistido. Temas que aun siendo de actualidad, y envueltos en gran polémica, tengo la impresión de que apenas aparecen en el cine. Supongo que el consumidor es el que manda y la mayoría de la gente prefiere el cine para fantasear y evadirse de sus problemas y no para ahondar en ellos.
Es quizás la película más sombría de esta lista, dentro de una dura competición, y poco recomendable para temperamentos depresivos. Ni la premisa ni el desarrollo ni la conclusión ofrecen atisbo de esperanza alguna. Yo sospecho que pretende ser una apología encubierta de la religión en el sentido existencialista de Kierkegaard o expresado de otro modo: sin religión nuestra existencia es sufrimiento absurdo. Más aún: la religión sólo se sostiene en la pura fe, y ni el sentimiento ni el razonamiento ni la utilidad práctica pueden fundamentarla de alguna manera. Al menos, eso es lo que interpreté después de visionarla. Al protagonista que defiende el optimismo religioso lo sostiene la fe, aparentemente, pero no obtiene ningún beneficio o mejora en su vida por parte de su credo religioso. Así pues, creo que la tesis de la obra de McCarthy es que sin religión la vida no tiene sentido y que la religión sólo se puede sostener en la pura fe.
Sin embargo, lo realmente misterioso en el fondo del asunto se atisba, como siempre, en la pregunta por qué. ¿Por qué surge la vida? ¿Por qué el universo no es sencillamente inerte? ¿Por qué la vida trata de replicarse y generar descendientes? ¿Por qué la vida tiende a evolucionar y generar nuevas formas de vida? Más aún si cabe, ¿por qué surge la vida consciente?
23 de mayo de 2020
Acerca de la definición de comunismo
Siempre que hay una crisis del sistema económico se habla mucho sobre el socialismo y sobre el comunismo, puesto que son doctrinas que ofrecen un modelo alternativo al capitalismo en el que vivimos. El problema es que a menudo la definición de estos términos está lejos de ser clara. No sólo me refiero a quien llama indistintamente socialismo o comunismo a cualquier posición de izquierda política sino que entre los propios defensores de ambas doctrinas no siempre aparece clara una definición particular de lo que significa el comunismo.
Muchos pensadores liberales o libertarios, de una manera más bien laxa, denominan "socialista" a cualquiera que proponga que el Estado intervenga en economía o que mantenga servicios públicos. Para ellos, el socialismo sería una ideología transversal a todos los partidos u opciones políticas dentro del Estado. Distinguen como comunista a quien quiere imponer el socialismo por la fuerza, mediante una revolución, y completar una socialización progresiva de la economía, como es el caso de Lenin. Sin embargo, entiendo que estas particularidades no son lo que distingue esencialmente al comunismo.Estuve indagando en diversos textos que trataran sobre comunismo y me di cuenta de que ninguno aportaba una definición concreta y exclusiva del comunismo que lo distinguiera singularmente de cualquier otra doctrina. Para encontrar la definición particular del comunismo tendré en cuenta el uso histórico del término por los teóricos del comunismo, pero también el origen ideológico del término.
Aunque tendemos a asociar el comunismo al legado de Karl Marx y Friedrich Engels en el siglo XIX, lo cierto es que la primera doctrina identificada con el comunismo aparece en la época de la Revolución Francesa con la presencia de François Babeuf a quien podemos considerar el primer comunista político. Es cierto que el término comunismo como tal no aparece en su obra, pero sus ideas defendiendo la supresión de la propiedad privada y el reparto comunal e igualitario de todos los bienes, encajan perfectamente con lo que particulariza al comunismo frente a cualquier otra posición ideológica.
Friedrich Engels aclaraba que la denominación de comunista al «Manifesto Comunista» tuvo su origen en el hecho de diferenciar su posición de los otros pensadores socialistas que Marx y Engels consideraban utópicos, meramente idealistas o no científicos. Así pues, no se trata de un uso razonablemente motivado, porque en realidad las medidas que propone dicho manifiesto encajan más bien con un programa socialista. Marx y Engels proponen lo que él entiende como un socialismo materialista, racionalista y científico, pero sigue siendo socialismo y no comunismo. La gran mayoría de sus propuestas serían fácilmente compartibles por muchos socialistas. El programa del Manifiesto Comunista pretende servir como guía para construir un socialismo que conduzca finalmente hacia el comunismo pero no es un texto que desarrolle una doctrina particular del comunismo como concepto. Si lo tomamos como un programa político, el Manifiesto Comunista sería propiamente hablando un manifiesto socialista; pero no comunista. Aunque el manifiesto sí menciona un rasgo exclusivo del comunismo, como señalaré más adelante.
El intercambio entre los términos socialista y comunista ha sido muy habitual en determinadas épocas. La diferencia entre ambos ha estado sujeta a interpretaciones y contextos históricos. Una distinción clara entre socialistas y comunistas sólo se generaliza como consecuencia de la revolución bolchevique de 1917. Los socialistas y comunistas siguen compartiendo supuestamente una misma base ideológica y un mismo objetivo, pero los primeros aceptan el parlamentarismo y la implantación progresiva del socialismo mediante reformas dentro del sistema capitalista; mientras que los segundos defienden la revolución para derribar el capitalismo e imponer la dictadura del proletariado. Ahora bien, todos igualmente siguen tomando el Manifiesto Comunista como un programa político de referencia.
Volviendo al Manifiesto Comunista, éste señala explícitamente que «el comunismo no priva a nadie del poder de apropiarse productos sociales; lo único que no admite es el poder de usurpar por medio de esta apropiación el trabajo ajeno.» De lo que habla aquí es de la socialización de los medios de producción y el rechazo a la explotación de los individuos. Pero ni la socialización económica ni el rechazo a la explotación de individuos definen particularmente al comunismo.
La doctrina comunista puede ser considerada una rama del socialismo. Lo que diferenciaría específicamente al comunismo del socialismo sería precisamente que el comunismo aspira a que no exista propiedad que no sea comunal, es decir, de toda la comunidad. Lo privado es lo opuesto a lo comunal. En un sistema puramente socialista se han socializado los medios de producción, pero se puede aceptar la propiedad privada de los bienes. En el socialismo puedes tener en propiedad privada una casa, un automóvil o un pequeño terreno para tu uso particular y privado, o incluso un pequeño negocio privado como puede ser una taberna. Ni el Estado ni la sociedad es propietaria de ese elemento en particular. Esto se encuadra con el sistema económico que hubo en la Unión Soviética o en la República Democrática Alemana. Dichos países no se consideraban comunistas sino socialistas, aunque oficialmente su aspiración final fuera llegar al comunismo.
El comunismo no es incompatible con la existencia de la propiedad pero sí con la propiedad privada. El comunismo significa eliminar cualquier forma de propiedad privada. Esto el rasgo particular y definitorio del comunismo. Lo dice Marx explícitamente: «Así entendido, pueden los comunistas resumir su pensamiento en esta frase: abolición de la propiedad privada.» Eliminar la propiedad privada en los medios de producción es una medida socialista que puede ser parte de la fase de transición al comunismo. Pero en el socialismo puede existir todavía cierta propiedad privada e incluso la propiedad privada en economía. En cambio, en el comunismo no existe la propiedad privada. En el comunismo toda propiedad es comunal, colectiva.
Eliminar la propiedad privada no conlleva eliminar la propiedad personal o individual, es decir, la propiedad de objetos particulares de uso personal que usamos para vivir, como la ropa. En una sociedad comunista, se puede asignar ese tipo de propiedad para uso personal, pero su titularidad será siempre comunal y nunca privada.
Por tanto, el comunismo no se opone a la propiedad en sí misma pero si a la propiedad privada. En el comunismo no sólo cualquier medio de producción de las condiciones de vida debe ser colectivo y comunal, sino que también debe serlo cualquier forma de propiedad. En el comunismo, la propia sociedad como tal ha sido transcendida para devenir hacia la comunidad. La sociedad es simplemente una asociación de individuos, mientras que la comunidad es un colectivo cuyos miembros están estrechamente vinculados, de manera similar a una familia. El propio Marx hablaba del «comunismo primitivo» que supuestamente puedo existir en tribus humanas donde todos los que la integraban se veían como un gran clan familiar.
Según la teoría marxista, se supone que hay varias fases de transición en el socialismo hasta llegar finalmente al comunismo y en cada una de ellas se amplía el grado de socialización de la propiedad hasta eliminar por completo la propiedad privada y absolutizar la propiedad comunal. Así pues, el comunismo es una fase avanzada del socialismo que incluso lo supera, y en la que ya no existen las clases sociales ni la propiedad privada ni el Estado. Es una democracia material con propiedad colectiva o comunal de los medios de producción. Obviamente esta fase nunca se ha implementado en ninguna forma o modo.
El comunismo se puede considerar como una extensión colectiva de la idea de democracia porque todos los miembros de la sociedad son igualmente propietarios de todas las formas de propiedad. Es una democracia material o económica. El ideal del comunismo apunta a lograr una sociedad radicalmente solidaria e igualitaria en la que haya desaparecido la explotación del hombre por el hombre y todos tengan sus necesidades materiales cubiertas satisfactoriamente y el desarrollo de las capacidades individuales conlleve inherentemente el beneficio para toda la comunidad.
Que el ideal del comunismo sea moral o políticamente legítimo, que se pueda lograr, o se pueda lograr pacíficamente, es algo que no voy a analizar aquí.
10 de mayo de 2020
Humildad epistemológica contra ultracrepidianismo
J.L. Martín |