21 de abril de 2021

La distinción entre mal y maldad


Uno puede cometer un acto malo pero sin ni siquiera tener noción de estar haciendo algo malo. Ese acto puede formar parte de las costumbres y hábitos que nos han inculcado desde la infancia. Ese acto puede ser creído erróneamente como algo bueno o inocuo. Por esta razón, Hanna Arendt hablaba de «la banalidad del mal»; de lo fácil que es cometer males en la vida cotidiana. Pero no hablaba de 'la banalidad de la maldad', porque esto es otra cosa. Para cometer una maldad uno tiene que ser consciente de estar haciendo algo malo y desear hacerlo de forma intencionada. No es una diferencia supuesta sino real. Una acción mala en sí misma no es una maldad sino una inmoralidad o una injusticia. Para que además haya maldad tiene que haber lo que en filosofía jurídica se denomina dolo. Tiene que haber una intención consciente de cometer un mal a sabiendas. Esto es la maldad. Así pues, el mal y la maldad son dos conceptos diferentes.

Explotar a los animales es un mal, es un acto injusto, pero no puede ser una maldad mientras quien lo comete no sea consciente de estar cometiendo un mal y decida cometerlo intencionadamente a pesar de todo. Consumir carne, y consumir productos de origen animal en general, es un mal, es una mala acción, pero la mayoría de la gente ni siquiera se ha planteado que sea algo moralmente malo. La mayoría simplemente continúa el hábito y la costumbre de explotar animales por inercia. Maldad es cometer un acto malo que sabes que está mal. La mayoría de la gente creo que ni siquiera sospecha que esté haciendo algo malo sino que simplemente repiten los hábitos que les inculcaron desde la infancia y no se plantean la moralidad del asunto.

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