28 de diciembre de 2020

Feliz Falsedad


Hay un ensayo publicado por dos especialistas en salud mental, Christopher Boyle y Kathy McKay, que apunta a que mentir a los niños sobre la existencia de Papá Noel [que igualmente se puede aplicar a los Reyes Magos] puede ser perjudicial para su desarrollo moral. Los autores señalan que la mentira puede ser aceptable en determinada ocasión, cuando se pretende evitar algún mal, pero que en el contexto de la navidad resulta cuestionable que lo sea.

¿Qué se les inculca a los niños contándoles la mentira de Papá Noel y de los Reyes Magos? A mi modo de ver, los niños aprenden que está bien mentir. Aprenden que incluso las personas más allegadas a ti te pueden engañar y que está bien actuar así. También asumen que no podemos disfrutar de la vida sin engaños; disfrazados bajo la palabra «ilusión». Aprenden que es correcto vivir sin distinguir la realidad de la fantasía. Asimilan la idea de que portarse bien es algo que sólo vale la pena si obtienes a cambio una recompensa material y no por el hecho mismo de actuar bien. Aprenden que portarse bien sólo tiene sentido si hay alguien vigilándote.

1 de diciembre de 2020

La ética y el daño



A mi modo de ver, la ética no se fundamenta en la oposición al daño, si entendemos el daño como perjuicio. Dejando a un lado el hecho de que el daño no es patrimonio de los seres dotados de sensibilidad, puesto que los objetos también pueden ser materialmente dañados, voy a exponer algunas concisos argumentos acerca de por qué considero que la ética no se puede fundamentar en el rechazo al daño sobre los seres conscientes, según entendemos el daño como un perjuicio sobre el individuo.

Pueden haber daños moralmente irrelevantes. Por ejemplo, un leopardo mata a un antílope para comerlo. Si en esta acción no hay ningún agente moral implicado entonces se trata de un contexto amoral. A no ser que pretendamos moralizar hechos naturales atribuyéndoles un valor moral en sí mismos, incurriendo así en la falacia naturalista, parece claro que la ética no tiene relación con este daño. Luego hay daños que ni siquiera entrarían dentro de la esfera moral.

Pueden haber daños moralmente aceptables. Por ejemplo, si un agresor intenta matarnos porque le apetece comernos, entonces estamos legitimados en proteger nuestra propia supervivencia; y si para ello hay que dañar al agresor, incluso llegando a matarlo, entonces ese daño sería moralmente aceptable. No conozco ninguna teoría moral que diga que no hay ningún daño que sea moralmente aceptable. Si esto es acertado entonces aquí tampoco podemos defender que el daño sería contrario a la ética.

Pueden haber daños moralmente obligados. Por ejemplo, si soy responsable de cuidar de un individuo que está bajo mi responsabilidad, como puede ser un niño humano o un animal adoptado, entonces estoy obligado a hacer todo lo que esté en mi mano para defenderlo de ataques y agresiones contra su vida y su salud. Si para defenderlo tengo que matar al agresor entonces no sólo sería moralmente lícito hacerlo sino que incluso sería obligado. Esto significa que en algún caso infligir daño sería una obligación moral. Si este razonamiento es acertado entonces simplemente no podemos sostener la tesis de que la ética tiene que ver con no hacer daño.

Pueden haber acciones moralmente injustas que no implican un daño. Por ejemplo, si drogamos a una persona hasta el punto de perder completamente la consciencia durante mucho tiempo y usamos su cuerpo para nuestro beneficio, en el modo en que sea, sin que ella tenga voluntad de que hagamos tal cosa, entonces parece que hay algo moralmente injusto aquí. Supongamos que esa acción no le causa ninguna clase de daño, físico o mental, y que no le provoca consecuencias perjudiciales de ninguna clase. Aun así, utilizar a una persona como si fuera un objeto, un simple medio para nuestros fines, es contrario al reconocimiento de la persona como un ser que posee un valor inherente que no podemos vulnerar por motivos instrumentales.

Podríamos extender el concepto a daño a acciones contrarias a la voluntad del individuo. Podríamos decir, por ejemplo, que el hecho de confinar a alguien es un daño contra su libertad, aunque implícitamente no haya un perjuicio físico o psicológico. Pero incluso este caso no implica que haya una transgresión moral. Confinar a un asesino en serie para impedir que siga cometiendo crímenes no parece que sea un confinamiento moralmente objetable.

Así pues, la existencia del daño no sirve para justificar la ética. El daño puede ser moralmente relevante o puede no serlo; puede ser moralmente injusto o puede no serlo. Está claro que el daño por sí mismo no puede servir para juzgar acerca de su moralidad.

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